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【Análisis de SMM】Industria de masa negra de Malasia emerge al alinearse políticas e inversiones

  • sep 23, 2025, at 9:23 am
  • SMM
Malasia se está posicionando como el próximo centro de reciclaje de baterías de vehículos eléctricos del sudeste asiático, con políticas gubernamentales, inversión privada y demanda global convergiendo para impulsar el crecimiento. Desde proyectos piloto iniciales hasta iniciativas a gran escala y nuevas regulaciones, la industria de masa negra de Malasia avanza rápidamente hacia la comercialización, con el objetivo de desarrollar capacidad, fortalecer los estándares ESG y competir con China en la cadena de suministro regional.

Malasia se está posicionando rápidamente como el próximo centro de reciclaje de baterías de vehículos eléctricos (VE) en el sudeste asiático, a medida que convergen la política gubernamental, la inversión privada y la demanda global de materiales de baterías sostenibles. Desde los primeros proyectos piloto en 2022 hasta los proyectos a gran escala y los nuevos marcos regulatorios en 2025, la industria de masa negra del país, que produce el producto intermedio recuperado de las baterías de iones de litio usadas, avanza rápidamente del concepto a la escala.

Bases de Política y Primeros Pilotos:
Malasia sentó las bases hace casi dos décadas con las Regulaciones de Calidad Ambiental de 2005, que clasificaron las baterías de iones de litio usadas como "residuos programados" (SW103). Este marco permitió que solo las instalaciones con licencia recolectaran, transportaran y trataran las baterías bajo estricta supervisión, inicialmente dirigidas a baterías de plomo-ácido y de consumo, pero luego extendidas a los VE. A medida que la adopción de los VE se aceleró, los reguladores comenzaron a actualizar la aplicación para abordar los requisitos de reciclaje mucho más complejos de los sistemas de iones de litio.

El primer piloto doméstico llegó en 2022 a través de una colaboración entre Ni Hsin EV Tech y SIRIM Berhad, pero el proyecto colapsó antes de escalar. Un avance más sólido siguió en mayo de 2024, cuando la empresa privada EcoNiLi inauguró una instalación de 50 millones de RM en Perak. Capaz de procesar miles de toneladas anuales, la planta tiene como objetivo refinar la masa negra en sales de níquel, cobalto y litio. Estos primeros pasos destacan la intención de Malasia, pero el desafío por delante radica en escalar la capacidad y cumplir con los estándares de calidad internacionales.

Fortalecimiento de la Política y la Capacidad Industrial:
Malasia está reforzando su ecosistema de políticas para atraer recicladores. La Autoridad de Desarrollo de Inversiones de Malasia (MIDA) y la Corporación de Tecnología Verde y Cambio Climático de Malasia (MGTC) han implementado incentivos fiscales verdes (GITA/GITE), mientras que el gobierno se prepara para introducir la Responsabilidad Extendida del Productor (REP) para las baterías de VE, requiriendo que los productores se encarguen de la recolección y el reciclaje al final de su vida útil. Estas medidas reducen las barreras de inversión y crean una demanda impulsada por políticas para la capacidad de reciclaje.

Al mismo tiempo, los recicladores están adoptando tecnologías hidrometalúrgicas para producir sales de grado batería, un paso crítico para la reintegración en la cadena de suministro de VE. Sin embargo, persisten desafíos, ya que el aumento de las baterías de fosfato de hierro y litio (LFP) reduce la economía de la recuperación de níquel y cobalto, y el dominio de China en el reciclaje de masa negra crea una competencia feroz. Para que Malasia tenga éxito, debe aprovechar sus ventajas logísticas regionales, fortalecer los estándares ESG y construir alianzas internacionales, aunque los volúmenes de exportación actuales siguen siendo limitados.

Perspectiva Regional y Expectativas de Crecimiento:
SMM cree que Malasia puede aprovechar su base manufacturera y proximidad a los mercados de vehículos eléctricos del sudeste asiático para posicionarse como un centro regional de reciclaje. Los flujos transfronterizos de baterías usadas y chatarra procedentes de Indonesia, Tailandia y Vietnam podrían reforzar este papel, siempre que los movimientos se alineen con el Convenio de Basilea. Establecer pasaportes de baterías y sistemas de trazabilidad, algo ya discutido en la UE y China, diferenciaría a Malasia en cumplimiento ESG y atraería a fabricantes globales que buscan cadenas de suministro transparentes.

Con al menos dos plantas adicionales en planificación, la capacidad de reciclaje de Malasia podría superar las 20,000 toneladas anuales, mientras se proyecta que las baterías usadas de vehículos eléctricos superen las 50,000 toneladas en cinco años. SMM evalúa que la industria está entrando en una fase de crecimiento decisiva; a corto plazo (2025–2027), la expansión estará impulsada por una rápida construcción de capacidad y alineación regulatoria; a mediano plazo (2027–2030), la competitividad dependerá de adaptarse a las evoluciones químicas de las baterías, avanzar en tecnología y mantener el liderazgo ESG. Si se ejecuta efectivamente, Malasia podría surgir como la alternativa estratégica de China en la cadena de suministro regional de reciclaje de baterías del sudeste asiático.

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