Un reciente informe de la industria indica que, debido a los cambios en las políticas federales que favorecen a los combustibles fósiles, los aranceles y otros desafíos que enfrenta la industria fotovoltaica estadounidense, se espera que las nuevas instalaciones solares locales disminuyan en los próximos cinco años.
Según las previsiones publicadas el lunes por la Asociación de la Industria de la Energía Solar (SEIA) y la firma de investigación energética Wood Mackenzie, se proyecta que la nueva generación de energía solar en 2030 disminuirá en más de un 10 % en comparación con 2025.
Esta perspectiva tiene en cuenta el impacto anticipado de los nuevos aranceles impuestos por el Gobierno federal a una serie de materiales importados cruciales para los proyectos solares, como el acero y el aluminio, pero no cubre las reducciones propuestas en los créditos fiscales para energía limpia que actualmente se están considerando en el proyecto de ley presupuestario republicano del Congreso, que, de aprobarse, supondría otra amenaza importante para la industria fotovoltaica estadounidense.
Los créditos fiscales para proyectos y fábricas de energía limpia incluidos por el expresidente estadounidense Biden en la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de 2022 han apoyado el crecimiento de la industria en los últimos tres años. Sin embargo, la SEIA advierte que el proyecto de ley fiscal aprobado por la Cámara de Representantes de Estados Unidos el mes pasado podría socavar la prosperidad de la industria.
En el trimestre más reciente, la energía solar representó el 69 % de la nueva capacidad de generación de energía en Estados Unidos.
Según el Informe de Perspectivas del Mercado Solar del segundo trimestre de 2025 publicado conjuntamente por la SEIA y Wood Mackenzie, las instalaciones de la industria alcanzaron los 10,8 gigavatios (GW) en el primer trimestre de este año, lo que supone una disminución del 7 % en comparación con el mismo período del año pasado, pero sigue estando cerca de los máximos históricos. Mientras tanto, ocho fábricas solares nuevas o ampliadas comenzaron a operar en el primer trimestre en varios estados, como Texas y Ohio.
En una entrevista, el presidente de la SEIA, Ross Hopper, declaró: «En general, estas son señales positivas. Pero mira todo lo que podría pasar después: el Congreso está amenazando todo este progreso».
Durante la campaña electoral del año pasado, Trump prometió derogar los créditos fiscales para energía limpia de la IRA, calificándolos de costosos, innecesarios y perjudiciales para las empresas. Como parte de su agenda de dominio energético, la Administración Trump, al asumir el cargo este año, ha estado tratando de impulsar la producción nacional de combustibles fósiles al tiempo que excluye a las fuentes de energía renovables como la solar y la eólica.
El informe muestra que se espera que las nuevas instalaciones solares en la industria fotovoltaica estadounidense alcancen los 48,6 GW este año, pero disminuirán a 43,5 GW para 2030.
El informe señala que la demanda de los compradores corporativos para proyectos a escala industrial está impulsando el impulso del sector, pero las preocupaciones sobre las políticas federales limitarán el crecimiento.
En el primer trimestre, las nuevas instalaciones residenciales disminuyeron un 13 % hasta alcanzar 1,1 GW. El sector se ha visto afectado recientemente por las altas tasas de interés, los aranceles y las políticas estatales desfavorables, pero se espera que el segmento crezca entre 2025 y 2030, ya que el aumento de los costes de la electricidad lo hace más atractivo para los consumidores.
En el primer trimestre, el sector industrial registró nuevas instalaciones de 9 gigavatios. Texas, Florida, Ohio, Indiana y California representaron el 65 % de las nuevas instalaciones.
