Desde que asumió el cargo, el presidente estadounidense Trump ha estado blandiendo el "bastón arancelario" contra países de todo el mundo bajo las consignas de "Estados Unidos Primero" y "devolver la fabricación a Estados Unidos". Sin embargo, en realidad, ya había una industria que se esforzaba por repatriar sus operaciones a Estados Unidos mucho antes de eso: la industria de los semiconductores.
Sin embargo, los "esfuerzos" actuales de Trump están eclipsando la posible prosperidad del sector de los semiconductores.
Actualmente, el Gobierno estadounidense está dando el siguiente paso y planea imponer más aranceles a productos importados clave e iniciar investigaciones sobre las importaciones de chips informáticos y equipos para fabricar chips, justo cuando las inversiones profundas en el sector de los semiconductores empiezan a tener un impacto positivo en la transformación de la cadena de suministro.
Los analistas advierten de que los nuevos aranceles, junto con la amenaza del Gobierno de modificar la Ley CHIPS y Ciencia, podrían retrasar considerablemente los objetivos de Estados Unidos de garantizar una ventaja competitiva en el desarrollo de la IA.
Mario Morales, analista de International Data Corporation (IDC), dijo: "Ya se está empezando a ver un impacto. Samsung anunció un retraso en la construcción de su fábrica de obleas en Texas. La planta, cuya producción estaba prevista que comenzara en 2024, se ha retrasado hasta 2028.
"Creo que algunas empresas están retrasando sus planes porque ahora saben que es posible que no reciban financiación, o debido a la incertidumbre que rodea a los nuevos proyectos de ley relacionados con la política comercial.", añadió.
Es bien sabido que la Administración Trump considera la producción de chips como una cuestión de seguridad nacional y tiene como objetivo reducir la dependencia de Estados Unidos de los chips importados. También pretende explorar el impacto de diversos factores en la competitividad estadounidense, como la sobreconcentración de la producción de chips informáticos y las subvenciones de gobiernos extranjeros.
Alvin Nguyen, analista senior de Forrester Research, dijo:la incertidumbre que rodea a las políticas arancelarias del Gobierno generará confusión en cuanto a los impactos en la cadena de suministro,"porque es muy complejo rastrear dónde se producen y ensamblan los materiales y los productos terminados".
Por ejemplo, en medio de la incertidumbre arancelaria actual, las empresas de videojuegos ya han empezado a subir los precios de los equipos de juego.
Barry Broome, presidente y director ejecutivo del Consejo Económico del Gran Sacramento (una ciudad situada en la parte central de California, Estados Unidos, en la cuenca del río Sacramento), dijo que cree que los aranceles de Trump tienen como objetivo reestructurar las relaciones globales. Sin embargo, también señaló que espera que las negociaciones "terminen pronto", ya que la incertidumbre en las políticas comerciales es perjudicial para el mercado.
"Si los aranceles se utilizan como palanca para asegurar un mejor acuerdo en los próximos dos o tres meses, entonces pronto volveremos y nos beneficiaremos de ello. Pero si se consideran políticas a largo plazo, creo que realmente disuadirán a los mercados de capitales de poner dinero real sobre la mesa", dijo.
Esfuerzos iniciales
De hecho, mucho antes de que Trump lanzara la "guerra comercial", la industria de semiconductores de Estados Unidos ya se estaba esforzando por traer negocios de vuelta al país y estaba logrando buenos avances. En los últimos años, con la ayuda de incentivos gubernamentales, tanto las empresas tecnológicas estadounidenses como las extranjeras han invertido cientos de miles de millones de dólares estadounidenses en Estados Unidos para apoyar las operaciones de semiconductores en todo el país: I+D, fabricación y modernización de instalaciones.
El crecimiento de la industria de semiconductores de Estados Unidos es más evidente en el área del Gran Sacramento. Durante años, los líderes tecnológicos y los legisladores de la zona han estado tratando de mejorar la capacidad de California para fabricar chips, que se utilizan ampliamente en artículos de primera necesidad como automóviles, refrigeradores y teléfonos inteligentes.
Los gigantes de los semiconductores reunidos en las ciudades que rodean a Silicon Valley —Intel, AMD, Bosch, Samsung y Micron— se basan en los cimientos tecnológicos establecidos por Intel cuando estableció un campus en el condado de Sacramento en 1984.
Aunque Estados Unidos es un importante productor de ciertos tipos de chips de semiconductores, según los datos de la Asociación de la Industria de Semiconductores (SIA), la participación de Estados Unidos en la producción mundial de chips (medida por cantidad, no por valor en dólares estadounidenses) cayó del 37 % en 1990 al 10 % en 2022. Como resultado, el país depende en gran medida de las importaciones de chips avanzados de Taiwán, China y Corea del Sur.
Los principales fabricantes, como TSMC, están invirtiendo en la construcción de fábricas en Estados Unidos, gracias en parte a los incentivos introducidos durante la administración del expresidente Biden. La Ley CHIPS, aprobada con apoyo bipartidista en 2022, tiene como objetivo revitalizar la industria de fabricación de semiconductores de Estados Unidos, mejorar la ventaja de Estados Unidos en tecnología militar y minimizar las futuras interrupciones de la cadena de suministro.
Según un informe de mayo de 2024 de la SIA y Boston Consulting Group, debido a la Ley CHIPS, se espera que la capacidad de fabricación de semiconductores de Estados Unidos se triplique en los próximos años, lo que representa la tasa de crecimiento más alta del mundo durante el mismo período.
