Ante los aranceles inminentes sobre los repuestos de automóviles, seis importantes organizaciones que representan a la industria automotriz estadounidense se han unido de manera inusual para presionar al Gobierno de Trump para que no imponga estos aranceles.
A finales del mes pasado, el presidente estadounidense, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva en la que anunciaba un arancel del 25 % sobre los vehículos importados, con medidas que entrarían en vigor oficialmente el 3 de abril, y planeaba imponer un arancel del 25 % sobre los repuestos de automóviles a partir del 3 de mayo.
Estas organizaciones representan a concesionarios franquiciados, proveedores y a casi todos los principales fabricantes de automóviles. En una carta dirigida a los funcionarios del Gobierno de Trump, afirmaron que los aranceles inminentes podrían poner en peligro la producción automotriz estadounidense. La carta señaló que muchos proveedores automotrices ya están "en apuros" y no pueden soportar aumentos de costes adicionales, lo que provoca problemas más amplios en la industria.
"La mayoría de los proveedores automotrices no pueden hacer frente al caos causado por la imposición repentina de aranceles. Muchos proveedores ya están en apuros y se enfrentarán a cierres, despidos y quiebras", afirmaba la carta. "El problema de un solo proveedor puede paralizar la línea de producción de un fabricante de automóviles. Cuando esto sucede, como ocurrió durante la pandemia, todos los proveedores se ven afectados y los trabajadores pierden sus empleos".
La carta, fechada el 21 de abril, fue firmada por los directores de la Alianza para la Innovación Automotriz, la Asociación de Concesionarios Internacionales de Automóviles de Estados Unidos, la Asociación de Fabricantes de Motores y Equipos, la Asociación Nacional de Concesionarios de Automóviles y el Consejo Estadounidense de Política Automotriz. Los destinatarios fueron el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Besant, el secretario de Comercio, Lutnick, y el representante comercial, embajador Greer.
Para la industria automotriz, esta carta conjunta es inusual, si no es que no tiene precedentes. Estas organizaciones rara vez firman cartas conjuntas.
Estas organizaciones afirmaron que representan al mayor sector manufacturero de Estados Unidos, que proporciona 10 millones de puestos de trabajo en los 50 estados e inyecta 1,2 billones de dólares en la economía cada año.
Cabe destacar que Tesla, Rivian y Lucid no se encuentran entre los fabricantes de automóviles representados por estas organizaciones.
"El presidente Trump ha expresado su disposición a reconsiderar el arancel del 25 % del Gobierno sobre los repuestos de automóviles importados, similar a las exenciones arancelarias recientemente aprobadas para los productos electrónicos de consumo y los semiconductores. Esto sería un desarrollo positivo y una medida tranquilizadora", afirmaba la carta.
Trump dijo la semana pasada que está considerando conceder exenciones arancelarias a los fabricantes de automóviles estadounidenses sobre las piezas importadas para ayudarles a cambiar a la producción de piezas en Estados Unidos. Afirmó que las empresas automotrices necesitan tiempo para producir en Estados Unidos, por lo que está considerando medidas para ayudar a los fabricantes de automóviles a ajustar sus cadenas de suministro.
"Apoyamos el aumento de las actividades de fabricación y cadena de suministro dentro de Estados Unidos, pero la ruta de la cadena de suministro global no puede cambiar de la noche a la mañana, ni siquiera en meses. Se necesita tiempo", afirmaba la carta.
Algunos directivos y expertos de la industria automotriz señalaron que los aranceles de Trump sobre los vehículos y los repuestos de automóviles tienen un mayor impacto en los proveedores automotrices que en los fabricantes de automóviles. Este impacto podría desencadenar una reacción en cadena en la cadena de suministro global.
Los informes de investigación de Wall Street y los analistas automotrices muestran que los directivos de la industria automotriz esperan que las ventas de automóviles en Estados Unidos disminuyan en millones de unidades, que los precios de los automóviles nuevos y usados aumenten y que el coste total de la industria automotriz aumente en más de 100 000 millones de dólares.
